Juan Manuel Solano Ortiz Tarea 3 Historia
Juan Manuel
Solano Ortiz.
13/09/2021
Trabajo 3 Historiografía y procesos históricos.
La agricultura ha sido clave en la historia
de los seres humanos. En un principio, estos tenían un método donde eran cazadores
– recolectores, pero fue la necesidad de mejorar estas actividades que empezaron
a domesticar a los animales y las plantas. Así es como se da el paso hacia la agricultura.
Mencionando un ejemplo, diremos que se escogían las variedades más interesantes
para reproducirlas, y para cruzarlas más adelante, formando así un proceso de selección
natural.
La implantación de la agricultura ha sido, al
parecer un acontecimiento complejo y dramático. Esto ha significado el empeoramiento
de la calidad de la vida humana y ha determinado la aparición de nuevas enfermedades,
una existencia más corta y tal vez un incremento de la violencia, como
consecuencia de la apropiación de la tierra y de la necesidad de defenderla.
Entendemos pues que también encontramos dificultades en la practica misma.
La agricultura ha hecho que las culturas se
desarrollen de una manera particular. En America por ejemplo la dieta basada en
el maíz. El arroz, originario de China, se difundió hacia el sureste de Asia y
hacia la India, donde lo adoptaron los musulmanes, que fueron quienes lo
trajeron al Mediterráneo. Los primeros focos de una agricultura autosuficiente
se dieron en las fértiles tierras regadas de Mesopotamia y del valle del Nilo, mientras
en las zonas semiáridas del Próximo oriente y de Europa.
Se tuvieron que desarrollar técnicas para una
mejor siembra. Algunas tierras se desgastaban por la frecuencia en que eran utilizadas,
perdían sus nutrientes y sus propiedades. Para que la tierra recuperase los
elementos nutritivos que requerían las nuevas cosechas, era necesario dejarla
un año sin cultivar, conocida como: barbecho.
Otra gran civilización que fue relevante en la
agricultura fue el Imperio Romano. Siendo un productor de trigo, aceite y vino
que se extendió por las orillas del Mediterráneo con el fin de asegurarse los
alimentos necesarios.
En la edad
media se desarrollaron otros avances en la práctica: la herradura y el molino
de
Agua.
En tiempos posteriores, se originó la llamada: «revolución
agrícola», siendo la primera en los tiempos modernos. “Esta revolución
consistió en el desarrollo de rotaciones de cultivos que alternaban los
cereales de invierno con los de primavera, y éstos con plantas leguminosas como
el trébol, que tienen la propiedad de fijar nitrógeno en la tierra y
proporcionan así elementos nutritivos para los cereales que se sembrarán el año
siguiente.” 1
Ya en el período que va del siglo XVII al
siglo XIX se desarrolla la segunda revolución agrícola. Y aunque hubo
cambios muy vertiginosos, nuestra agricultura de hoy es heredera de esa
revolución agrícola. Esta consistió entre otras cosas, que los propietarios no
buscaban aumentar la producción, sino disminuir sus costes. Lo importante no
era, por tanto, que una explotación produjese más, sino que lo hiciese a costes
más bajos, lo cual explica que la eficacia de la nueva agricultura no se
midiera en términos de rendimientos por unidad de superficie sino de
productividad por hora de trabajo empleada. Se puede recalcar que hablamos de una agricultura que actúa con la misma lógica que una
industria: compra sus materias primas (semillas, herramientas y abonos),
utiliza trabajo asalariado y vende su producción en el mercado.
Las personas que protagonizaron estos movimientos suponían que la
agricultura evolucionaría de forma parecida a la industria, sin embargo,
finalizando el siglo xix ese ideal fue desmoronándose ya que en Europa principalmente,
sufrió una crisis como una consecuencia de su incapacidad de competir con la
producción de cereales de los nuevos países productores. Esto generó aún más problemas:
los precios habían caído; mientras los
salarios, determinados por la demanda creciente de trabajo de la industria y de
los servicios, subían.
Refiriéndonos ahora a otro periodo en
la historia más reciente, diremos que al término de la segunda guerra mundial
la perspectiva de hambre e inquietud social que amenazaba a los nuevos países
independientes del llamado «tercer mundo» dio lugar a una gran campaña
internacional, patrocinada por los Estados Unidos y por el Banco Mundial, con
el fin de introducir mejoras en las agriculturas de estos países. Se conoció como:
“revolución verde”, ( es la denominación usada internacionalmente para describir el
importante incremento de la productividad agrícola y por tanto de alimentos entre 1960 y 1980 en Estados Unidos y extendida después por
numerosos países.1 Consistió en la adopción de una serie de
prácticas y tecnologías, entre las que se incluyen la siembra de variedades de cereal (trigo, maíz y arroz, principalmente) más resistentes a los climas
extremos y a las plagas, nuevos métodos de cultivo (incluyendo la mecanización), así como el uso de fertilizantes, plaguicidas y riego por irrigación, que posibilitaron alcanzar
altos rendimientos productivos.)1
Me gustaría concluir el texto con
una idea con la que despide su capitulo el autor Josep Fontana:
“Como se puede ver, los
problemas de la agricultura no sólo
eran cosa del pasado,
sino que resultan vitales en el presente”.
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